El destituido presidente de Cataluña aceptó el llamado de elecciones de Madrid y señaló que «nunca» ha abandonado a su comunidad. Dijo que no escapará de la acción de la Justicia y criticó duramente la querella que le inició la Fiscalía.
El líder destituido de Cataluña, Carles Puigdemont, a quien la fiscalía española presentó una querella por rebelión y sedición, indicó que acepta «el reto» de las elecciones regionales convocadas por el gobierno central que dirige Mariano Rajoy, y pidió al pueblo catalán que se prepare para «un camino largo». «No estoy aquí para pedir asilo político», agregó en conferencia de prensa desde Bruselas.
Respecto a las acusaciones que se le imputan, exclamó: «Es una querella que no se sustenta jurídicamente. Demuestra extrema agresividad. Se centra a perseguir una idea, a unas personas. Es un ejemplo de la máxima beligerancia del Gobierno español». Por ello, consideró que la fiscalía no tiene «un deseo de justicia», sino «un deseo de venganza».
El dirigente dijo que no tiene un plazo para volver a Cataluña, por lo que se quedaría en Bélgica hasta tener las garantías de «un proceso justo, con separación de poderes». Ante sus ex consejeros, también removidos, añadió: «Queremos seguir trabajando como gobierno».